El vacuno de carne europeo es mucho más que un sector económico: somos garantía de futuro para nuestros territorios rurales.
La ganadería de vacuno de carne no es solo un modelo productivo esencial, sino también un pilar fundamental para la sostenibilidad económica y social del medio rural en Europa.
En el caso de España, donde el 84% del territorio es rural y enfrenta serios retos como el despoblamiento y la falta de relevo generacional, la producción de vacuno de carne cobra especial relevancia. Así, desde el sector del vacuno de carne generamos empleo estable y dinamizamos la economía local, donde muchas veces la ganadería es la única fuente significativa de ingresos en pequeñas comunidades rurales. Gracias a esta actividad, mantenemos viva la cultura tradicional y favorecemos la conservación del patrimonio natural, elementos clave para retener población y atraer a jóvenes interesados en continuar esta forma de vida.
Debido a nuestra climatología, en España la ganadería de vacuno de carne combina la producción extensiva con el engorde en cebadero, lo que actualmente representa, gracias al enorme esfuerzo que realizamos desde el sector, una solución equilibrada, resiliente y sostenible adaptada a la idiosincrasia del territorio, del entorno rural.
Protección del paisaje y prevención de incendios
Así, el pastoreo extensivo que se realiza hoy día está basado fundamentalmente en prácticas de pastoreo rotacional y regenerativo, lo que protege y restaura paisajes, evita incendios forestales mediante la reducción del material vegetal combustible, promueve la biodiversidad y mejora la calidad del suelo. Por otro lado, los cebaderos optimizan la eficiencia de recursos en unas condiciones que garantizan el bienestar animal, y ofrece una gestión precisa que minimiza los impactos ambientales.
Este modelo mixto aporta beneficios ecosistémicos esenciales, ya que la parte de ganadería extensiva promueve el mantenimiento de hábitats naturales y contribuye significativamente a la captura de carbono atmosférico, con la consiguiente reducción de nuestra huella ecológica, que con el esfuerzo de todos estamos logrando que cada vez sea menor, como demuestran las últimas mediciones realizadas.
Engorde intensivo en cebaderos
Por su parte, la fase final de engorde intensivo en cebaderos tecnificados también puede contribuir a minorar su impacto ambiental gracias a la puesta en práctica de diferentes mejoras en el proceso que van desde la selección genética y el bienestar animal al uso de aditivos en la alimentación, la gestión de estiércoles, o el uso de fuentes de energía alternativas.
Apoyar y potenciar esta actividad es clave para garantizar el futuro de nuestras áreas rurales, para mantener su vitalidad económica y social y para potenciar activamente la conservación medioambiental.
El vacuno de carne europeo es mucho más que un sector económico: somos garantía de futuro para nuestros territorios rurales.



